Em 25 de Janeiro de 1920 Sophie Freud, de 26 anos, morreu em um hospital de Hamburgo, onde se suspeita que ela ingressou por conta de um aborto mal praticado.
Em 15 de fevereiro do mesmo ano Sigmund Freud enviou uma carta a Arthur Lippman, médico que atendera a Sophie:
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"Estimado colega.
Le agradezco enormemente su detallado informe de la enfermedad. Por certo, jamás dudé de que usted y el resto de los médicos omitieram nada que hubiese podido contribuir a la recuperación o a mejória de mi hija. Los detalles que me brinda satisfacenenteramente el imperativo médico de lo forzoso e inevitable,es evidente que el caso estaba perdido desde el comienzo.
Lo que me resultó novedoso fue el dato de que el embarazohubiera modificadoa tal punto su estado físico y mental em um sentido desfavorable. Es probable que ya no se pueda evaluar em que medida su falta de resistência a la infección pudo deberse al desmejoramiento de su estado.
Pero el infeliz destino corrido por mi hija me parece albergar em outro aspecto uma advertência que nuestro grêmio no suele tomar muy em serio. En vista de uma ley necia e inhumana que obliga a continuar com el embarazo aun a mujeres que no lo desean, se torna evidente que el médico tiene el deber de indicar los médios adecuados e inócuos para prevenir embarazos (matrimoniales) no deseados.
Mi hija habló conmigo de este tema la última vez que estuve com ella el 19 de sept, ya que ambos jóvenes sufrían intensamente las limitaciones que se habían impuesto. No pude más que indicarle que acudiera al ginecólogo para obtener um pesario oclusivo intrauterino. Pero es evidente que algo salió mal. Espero que estas experiências sirvanpara que los ginecólogos reconozcan cada vez com mayor claridade la imporancia de la tarea que les compete.
Le agradezco sinceramente, estimado colega, las moléstias y sus condolências.
Su fiel
Freud".
(In. Freud. Cartas a sus hijos. Buenos Aires: Paidós, 2012, pp.605-606).
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